El trabajador ecuatoriano del sindicato Local 78, Kleber Peralta, posa junto a una rata inflable de entre tres y cuatro metros, en una calle de Nueva York.
El trabajador ecuatoriano del sindicato Local 78, Kleber Peralta, posa junto a una rata inflable de entre tres y cuatro metros, en una calle de Nueva York.
Foto
EFE

Share:

La rata sindicalista que denuncia a empresarios y contratistas en Nueva York

Son colocadas por los sindicatos para llamar la atención sobre un contratista o subcontratista que no está respetando los derechos de los trabajadores o las normativas legales.

Nueva York es conocida por las ratas que pasean indiferentes entre las vías del metro o por las avenidas de Manhattan; pero hay otras enormes, inflables, de garras afiladas y ojos sanguinolentos que aparecen frente algún edificio para denunciar a un contratista: son las ratas sindicalistas.

Son figuras inflables, de entre tres y cuatro metros y medio de altura, aunque las hay de hasta nueve, que los sindicatos colocan en la puerta de un edificio para llamar la atención sobre un contratista o subcontratista que no está respetando los derechos de los trabajadores o las normativas legales.

"Es este momento, tenemos cinco ratas desplegadas en Nueva York", asegura a Efe Marelo Idrovo, coordinador del sindicato Local 78, centrado en obras en el sector de la manipulación de productos tóxicos y perjudiciales para salud.

Yuli, como Saverio Samarelli llama a la rata de cuatro metros y medio con la que lleva trabajando ocho años, está levantada frente al número 15 de la calle 44 para denunciar que la empresa encargada de unas obras dentro del edificio está explotando a los trabajadores y no está tomando las medidas necesarias de protección ante el asbesto.

A pesar de su aspecto aterrador, a lo que sin duda contribuyen su tamaño y sus pronunciados colmillos, Samarelli, nacido en Italia, pero que reside en Estados Unidos desde su infancia, reconoce que con el tiempo le ha cogido cariño. "Es parte de ti", confiesa.

Nueva York es conocida por las ratas que pasean indiferentes entre las vías del metro o por las avenidas de Manhattan; pero hay otras enormes, inflables, de garras afiladas y ojos sanguinolentos que aparecen frente algún edificio para denunciar a un contratista: son las ratas sindicalistas.

Cuenta a Efe que la vez que más tiempo estuvo acampado con una rata hinchable, cuya vigilancia se turnan varios sindicalistas, fueron casi siete meses, en el vecino estado de Nueva Jersey.

Aunque "el tiempo que menos estuve fueron 15 minutos, en Nueva York", dice Samarelli, antes de explicar que en esa ocasión casi no le dio tiempo a inflar al gigante amenazador cuando los dueños de la empresa salieron a la calle y mostraron su disposición a negociar.

En las aceleradas aceras de Nueva York, de vez en cuando, algún viandante se detiene y pregunta por el gran roedor hinchable que ocupa, a veces, parte de la acera o se levanta, otras, sobre una camioneta "pick-up".

"Cualquier persona nos pregunta ¿Qué significa la rata?, la rata significa el dueño del edificio, un contratista, ¿Por qué? Porque por ahorrar dinero no les importa la salud o la vida de los otros, unos trabajadores hispanos", dice a Efe Kleber Peralta, un ecuatoriano que desde este jueves hace guardia junto a otra rata, un poco más pequeña que Yuli, en la calle Lexington.

Marelo Idrovo explica por su parte que el empleo de esta rata se está extendido por todo el país desde hace algún tiempo y que en algunas ocasiones se ha intentado, sin éxito, acabar con su utilización en los tribunales, porque los empresarios repudian su uso.

"La primera reacción de (los contratistas) es molestia, salir a amenazarnos, llamar a la policía, retarnos, insultarnos, etcétera. Esta es la primera reacción que tienen, pero seguido a todo eso, una vez que ellos se dan cuneta de que nosotros estamos ejerciendo nuestros derechos y que somos respetuosos con la ley, entonces lo que hacen es buscar la manera de sentarse a negociar", explica.

Con resignación, cuenta que muchas veces no consiguen que la empresa contra la que se movilizan sea expulsada del proyecto, pero sí que posteriormente se tenga en cuenta al sindicato o se fuerce a las compañías a que respeten las leyes.

Este sindicalista nacido en Ecuador y que lleva 18 años organizando la colocación de ratas gigantes en Nueva York reconoce que "su efecto está perdiendo un poco de fuerza porque la gente se está habituando a ver a la rata", pero aún así, sigue convencido de su importancia para luchar por los derechos de los trabajadores.

EFE

Más sobre este tema: